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Redacción

La luz entra sesgada por las ventanas del taller. En el aire flota un aroma inconfundible: óleo, trementina, tiempo detenido. Samuel Escobar trabaja en silencio frente a un lienzo que aún no revela todos sus secretos.

Hemos conversado con el artista guatemalteco, cuya obra se alza precisamente en la intersección de la memoria heredada y el desafío a las premisas establecidas. Concibe la tradición como guía y la heterodoxia (esa ruptura creativa con lo convencional) afirmación de su singularidad. Un territorio donde la verdad se persigue sin tregua y rehúsa a cristalizarse en dogma.

Desde su inquietud central hasta su identificación con el realismo poético y la influencia de figuras como el pintor noruego Odd Nerdrum, esta entrevista es una inmersión en la complejidad de la condición humana. Un diálogo que culmina con la proyección de ambiciosos horizontes, que abarca su primera muestra individual en el MEAM de Barcelona en 2026.

Más allá de los títulos, reconocimientos y montajes que han marcado su trayectoria en el ámbito nacional e internacional, el virtuoso subraya con emoción una raíz más íntima y poderosa: la herencia de su padre. "Toda la inversión de nuestro papá durante la infancia fue la literatura", recuerda con gratitud. "Por eso, tanto mi hermano como yo elegimos el arte como forma de vida".

¿Cómo describiría la forja de su identidad artística en la intersección entre lo heredado y lo que desafía las premisas establecidas?

Mi identidad artística surge como un devenir que nace en la intersección entre la memoria de lo heredado y la libertad de desafiar sus premisas. La tradición funciona como ‎memoria que guía y la heterodoxia como libertad que afirma una singularidad. Este cruce crea un campo de experimentación en la cual la voluntad creadora se afirma sin convertir la verdad en dogma.

¿Qué elementos persisten a lo largo de su obra y qué les confiere su constancia?

Permanecen la búsqueda de una verdad estética y ontológica, la tensión entre lo visible y lo invisible, y el pulso entre el ser y el devenir. El tiempo, la memoria y el vacío recirculan en cada obra como ecos de una filosofía que cuestiona. La forma cambia, pero la pregunta esencial se mantiene intacta.

¿Qué inquietud acompaña su trabajo desde sus orígenes? Y ¿cómo se manifiesta en su práctica?

La inquietud central es: ¿cómo afirmar una verdad personal que trascienda las máscaras en medio de la contingencia? La realidad es una creación del espíritu humano y la pieza artística actúa como espejo de esa búsqueda de sentido en un mundo fragmentado.

En términos de divulgación y experiencia del espectador, ¿qué pretende transmitir? Y ¿qué espera que experimente el público ante sus creaciones?

Revelar la complejidad de la condición humana: la tensión entre la existencia y la nada, entre el deseo y la resignación. Espero que los espectadores cuestionen su realidad y experimenten una apertura a la duda y a la introspección. La obra no ofrece certezas, invita a vivir la incertidumbre creativa.

Respecto a influencias, ¿con qué movimiento se identifica? Y ¿cuál es su peso en su desarrollo?

Me reflejo con el realismo poético y la figuración que muestran la vulnerabilidad y la grandeza de la humanidad. Odd Nerdrum ha sido decisivo porque defiende una declaración de la existencia en sus formas más crudas. También resuenan el simbolismo y la tradición clásica, lenguajes que conectan con la raíz del alma.

¿Cuáles son sus proyecciones para este año y el próximo?

Ha sido un 2025 de producción intensa, con exhibiciones y procesos relevantes, incluida la planificada en la galería Inter junto a mi esposa y mi hermano. Y en el 2026, se realizará mi primera muestra individual en el Meam Museo, en la ciudad de Barcelona.

Samuel Escobar

Artista visual cuya formación combina una base académica con experiencias internacionales. Licenciado con especialización en pintura por TIAC Florencia, complementó su desarrollo artístico en Suecia y Noruega, donde fue seleccionado en 2019 por el reconocido pintor noruego Odd Nerdrum para integrarse a su estudio, el Nerdrum Art Studio.

Su trayectoria comenzó en Guatemala, donde egresó en 2013 como perito especializado en pintura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas Rafael Rodríguez Padilla (ENAP), institución que cimentó su dominio técnico y sensibilidad estética.