Asociación Los Patojos, en este 2018, contará con nuevas escuelas, una en San Miguel Dueñas, Sacatepéquez y la otra en la comunidad Las Pilas, municipio de Michatoya, Escuintla.

"Decir Los Patojos es intensidad, honor, respeto, dar la talla, amor y dignidad. 
Esos son los 
elementos clave del patojismo",

Juan Pablo Romero

Ingrid Xicay

La idea que emprendió un joven jocoteco en el garaje de la casa de sus padres, para ayudar a niños de su colonia con sus tareas y darles reforzamiento escolar, se convirtió en un proyecto social-educativo que revoluciona la enseñanza-aprendizaje en Guatemala.

En aquel pequeño espacio, de una vivienda de la Colonia Los Ángeles de Jocotenango, Sacatepéquez, Juan Pablo Romero Fuentes vio nacer en septiembre de 2006, lo que hoy está constituida como Asociación Los Patojos. Una institución educativa que ya es oficial, en la cual los niños y jóvenes son educados con amor y en libertad. La misma se llama Centro Socioeducativo Lic. Magno Rudy Romero Arévalo, en honor a su padre, quien es maestro.

A los 23 años, Juan Pablo dejó atrás su sueño de ser músico y se encaminó a ser maestro, pero sobre todo "cuate" de la patojada jocoteca. 

Además de emprender un proyecto social que ha dignificado a más de mil niños y jóvenes de su comunidad.

La asociación cumplió 11 años de llevar no solo educación a más de 300 niños, niñas y jóvenes, sino también de brindarles salud, seguridad alimentaria y desarrollo integral. Esto lo han logrado a través del método de la pregunta y actividades lúdicas. Así como con la música, el arte, la danza, la pintura y otras expresiones artísticas, que han sembrado en ellos valores que se fundamentan en el diálogo, el respeto, la equidad y el amor. 

"Los patojos no es un proyecto para gente pobre, sino para quienes tengan deseos de trabajar, crecer y forjar su propio desarrollo".

Juan Pablo Romero

Comprometidos con la niñez y juventud

La asociación cuenta con un equipo conformado por 40 colaboradores activos entre educadores, talleristas y voluntarios. También donadores y patrocinadores que han hecho suyo el proyecto, pero muchos prefieren el anonimato.

Entre las novedades de su eficiencia en el desarrollo y dignidad de la niñez jocoteca destaca la creación de una clínica médica atendida por un doctor que lleva el control de talla, peso y crecimiento de los "patojos". Asimismo, brinda consultas externas y medicinas a bajo costo a familias del sector. Se estima que han atendido un promedio de 36 niños a la semana y brindado más de 2,900 consultas.

La casa de la patojada cuenta con una cocina-comedor donde se preparan desayunos, almuerzos, cenas y refacciones diariamente para los alumnos de las jornadas matutina y vespertina. Romero estima que se brindan entre 80 y 95 mil platos de comida de enero a diciembre, ya que para ellos no hay vacaciones ni los niños quieren irse a sus casas "porque aquí ellos son felices".

Pero, la idea del patojismo se centra en fomentar valores por medio del arte. Por ello, crearon el instituto de Acción Cultural Paulo Freire, en donde se imparten talleres y seminarios de liderazgo, cultura, música y la autoexpresión. "Aquí los niños aprenden a tocar marimba, flauta, malabares, a bailar break dance y tomar fotografía. También, hacemos torneos de ajedrez y otras actividades para que mantengan su mente abierta", agrega Rafael Fuentes, docente y cofundador del proyecto.

Patojos emprendedores

Convencidos de su lema "Sueños e ideas en acción", el patojismo se ha desarrollado y expandido. Es así como en el 2017, construyeron dos nuevas sedes patojianas, una en San Miguel Dueñas, Sacatepéquez, y la otra en la comunidad Las Pilas, municipio de Michatoya, Escuintla.

El campus de Dueñas abrió sus puertas a mediados de enero de 2018 y es el principio del nuevo "Proyecto 900", que busca que en 900 días se construyan más escuelas. "Ya que nuestra meta es tener 100 sistemas de Los Patojos en 10 años en todo el país", asegura Romero.

Encaminados a trabajar por esa expansión, en este centro, además de impartirse preprimaria y primaria para niños de la región, será donde se forme y se gradúen los futuros educadores de Los Patojos. Este año, los estudiantes concluyeron la fase de secundaria en la sede 1 y ahora continuarán una carrera como maestros.

Esta escuela fomentará el emprendimiento, la visión empresarial y la generación de empleo, el cual ya está en marcha. Son los mismos jóvenes que trabajan en la creación de huertos escolares, la siembra y cosecha de hortalizas y verduras. "Aquí también habrá espacio para deportes, costura y diseño de modas. También un taller de serigrafía para confeccionar playeras, un restaurante, una panadería y repostería", expresa el fundador.  

Juan Pablo Romero Fuentes es hijo de padres maestros. Nació el 16 de septiembre de 1983 en Jocotenango, Sacatepéquez. 

- En 2014 fue nominado al premio internacional "Héroes" de la cadena CNN en su octava edición. 

- Ha sido nombrado "Vecino distinguido", por la Municipalidad de Jocotenango.

- Recibió la Orden Legión de Santiago en 2016, por su labor como director y fundador de Los Patojos. 

"No hay nada más lindo que cada patojo siembre y coseche lo que se va a comer y valore el fruto de su esfuerzo". 

Juan Pablo Romero

 Una escuela verde

Juan Pablo afirma que la sede de Michatoya también ya va encaminada en una buena parte y será una "Escuela Verde". En ella, se velará por el cuidado del agua, la vida, el medio ambiente, la naturaleza. Se crearán cultivos de tilapia, mango, viveros de flores y frutos. Agrega que cuidarán vacas para producir leche y queso para crear otro negocio local.

"Queremos que nuestros patojos aprendan de la vida, a cómo generar dinero, creando su propio negocio y empleo. Por eso, los traemos desde el semillero de primaria donde juegan y viven como niños, pasan a la secundaria donde les hablamos de prevenir embarazos, el daño de caer en las drogas y la violencia, para que se conviertan en adultos con visión de emprendedores. Así podemos decir que hemos cumplido nuestra misión", concluye Romero.